domingo, 1 de abril de 2018

DIA 12. BINALONAN

19 de Agosto de 2015

Era un día para no hacer nada. Ver como es un día normal en la vida de un filipin@, y disfrutar un poco de la vida local. 

Para desayunar teníamos tostadas (ueee!!! por fin un poco de pan en este país!!!) y magdalenas (allí se llaman "mamon"), y no teníamos prisa por coger un ferry, avión, así que podíamos tomárnoslo con calma... Cuando nosotros estábamos terminando el desayuno,  la madre de María y su sobrina, que es quien le ayuda con la casa cuando están allí, ya estaban de vuelta del mercado. 

Nosotros acabábamos de arrancar el día, y a esas horas (que tampoco es que fuese tarde) fuimos a dar una vuelta por el mercado de Binalonan. 



En aquel mercado había de todo: puestos de fruta, de carne, de pescado, de comida preparada, de dulces, de ropa de segunda mano, hasta de herramientas para el campo.





También aprovechamos para comprar cuatro cosas que nos hacían falta en el supermercado que había al lado del mercado. Para los que hemos estado en Estados Unidos, y en el supermercado todos los envases son a lo grande, aquí en Filipinas todo es en envases minis o incluso monodosis... Contraste total. Será por aquí no tienen grandes recursos para comprar grandes cantidades y van comprando según van necesitando?

Para comer, la madre de María y su sobrina nos prepararon un menú occidental, un pollo asado que habían comprado en el mercado, un poco de ensalada y patatas fritas! mmmm y tortilla de patatas! Por un día nos olvidamos del arroz, que allí lo comen a todas horas (para ellos el arroz es como el pan para nosotros) y estaba empezando a aborrecerlo.

Después de una merecida siesta, nos fuimos al pueblo de los abuelos de María. Era un pueblo mucho más rural, en el que vivían del campo, y principalmente del arroz. Todo aldedor de la casa eran arrozales. 




Por la noche, tuvimos la gran cena. Un cerdo que habían estado asando durante toda la tarde. Acudió bastante gente del pueblo (familia y amigos) a cenar aquella noche allí en casa de María. Lo prepararon todo en plan bufet, y estaba todo muy rico. Una vez habían comido todos, empezó a vaciarse el patio, y solo quedaron algunos hombres jugando a cartas y bebiendo brandy y nosotros. 

Y así pasó nuestro día en Binalonan. 

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