La primera noche en Filipinas fue pasada por agua. Cayó una buena tormenta. Yo pensaba... uff... este va ser el temporal que vamos a tener todos los días, porque es época de lluvias, nos va a hacer unos días super feos, a quién se le ocurre ir a Filipinas en Agosto, no vamos a poder disfrutar de las playas y sus fondos marinos... Eso era todo lo que pasaba por mi cabeza mientras escuchaba la lluvia caer.
Bueno, pues ya veremos que días nos hace el resto del viaje, pero de momento después de caer el diluvio universal, el día amaneció soleado, y ya de buena mañana picaba el sol.
Yo estaba superemocionada, y nada más despertarme tuve que salir a inspeccionar el terreno, ya que por la noche ya se sabe... todos los gatos son pardos, y poca cosa pudimos ver.
Salí a dar un paseo, Albert se quedó durmiendo un poco más, y fui hasta la playa, era la primera playa que veía fuera de Europa, y claro me provocaba cierta curiosidad! A esas horas estaba tranquila, los pocos comercios que había (centros de buceo y snorkel) empezaban a abrir y a organizarlo todo.
A las 9 habíamos quedado con el chófer que nos había traído del puerto el día anterior para hacer la ruta por Bohol por 2500 php.
Puntualmente, a las 9h el hombre estaba allí. La ruta que hacimos es la habitual en Bohol: Chocolate Hills, Tarsiers y Rio Loboc.
Salimos los 11 en nuestra "van" hacia las Chocolate Hills. Por el camino paramos un par de veces antes de llegar. Hicimos parar al chófer en Man Made Forest, que no es más que un espeso bosque artificial de caobas. De camino, también vimos la Iglesia de Baclayon, la segunda iglesia más antigua de Filipinas, y que se encuentra en obras porque el terremoto que hubo en 2013 destruyó parte de ella.
Tardamos en llegar sobre poco más de hora y media a las Chocolate Hills. Cuando nos bajamos de la "furgo" hacía un calor sofocante, y nos quedaba subir toda la escalinata para llegar al mirador. Menos mal que al rato se nublo, porque aquel calor con aquel sol era insoportable.
Las Chocolate Hills son unas formaciones geológicas en forma de colina, que se reparten sobre una superfície de 50 kms. En la época de lluvias, estan cubiertas de verde por la hierba, y en la época seca se vuelven marrones, de ahí su nombre.
Entrada a las Chocolate Hills: 50 Php
La siguiente parada fue en el Centro de Conservación de los Tarsiers, (Loboc), donde pudimos ver hasta 7 tarsiers. Y digo pudimos, porque realmente son tan pequeños que son díficiles de ver, además su color marronoso, se confunde con el follaje de los árboles. Así que si ves a alguien parado enfrente de un árbol haciendo una foto, ya puedes buscar al animalito...
Entrada al Centro de Conservación de Tarsiers: 60 Php
Antes de seguir la ruta, recargamos pila con un buen coco...
Y la última parada de la excursión fue en Loboc River. Aquí lo habitual es coger la barca que te da un paseo por el río, y aprovechar para comer allí. La comida es tipo buffet, y no estuvo nada mal, había un poco de todo: ensalada, pansit (los fideos al estilo filipino), brochetas de pollo, gambas....
Después de comer, volvimos para nuestro hotel, y al llegar aprovechamos para estirarnos un rato en aquella arena tan blanca que había en Alona Beach, y ver cómo iba cayendo el sol.
Para cenar, en la misma playa de Alona Beach hay varios sitios, y en mucho de ellos, tienen el pescado expuesto para que tu escojas la pieza que más te gusta y te la cocinan como quieras. Así que, a la hora de escoger sitio para cenar, nos guiamos por la parada de pescado que más nos llamó la atención. Tengo que decir, que cenamos superbien, claro está que el pescado y el cocinado lo eligió la familia de María, que seguramente elegirían mejor que nosotros.
Cena: 1100 Php